Hay momentos en la vida de las personas en las que uno sabe que tiene que comprometerse. El compromiso nunca es cómodo; no es gratuito. Es una mezcla de responsabilidad y miedo a las consecuencias; tambien de miedo a las críticas. Las organizaciones, como las personas, también son sujetos morales y alcanzar decisiones comprometidas es todavía más difícil que para los individuos. Hay que conseguir consensos, convencer, liderar y estar dispuesto a ser criticado.

Yo soy médico de familia y hoy, más que nunca, me siento orgulloso de pertener a una Sociedad Científica que ha decidido no mirar para otro lado y asumir el compromiso, con todas sus consecuencias, al que nos obliga nuestra profesión: atender a quienes son nuestros pacientes, no abandonarlos a su suerte.

Mi reconocimiento al Doctor Josep Basora, Presidente de la SEMFYC y principal impulsor de este posicionamiento valiente que, espero, sirva de ejemplo a las adormecidas y complacientes organizaciones profesionales médicas.

Recomiendo la lectura del documento de reflexión del grupo de bioética de la Sociedad y colaborar en la campaña de declaración de objeción de conciencia a la aplicación del Real Decreto

Abel Novoa