pastillas

Marc es un estudiante de nutrición que vino desde Cataluña a las Jornadas «Pastillas las justas». Contactó con nosotros, después de las mismas, para preguntar por bibliografía y nos impresionó por lo amplio de su conocimiento y su espíritu crítico. Por eso le pedimos que nos escribiera algo sobre sus sensaciones tras las Jornadas y este es su fantástico texto (el título es nuestro). Muy recomendable. Con pensadores así, hay futuro.

 

Primero agradecer a Abel Novoa su invitación a participar en la web de NoGracias, y a todos los que hicieron posible el simposium del viernes (OCU, Polimedicados…). Encantado de haber participado en esa reunión tan distendida, libre de publicidad o muestras <<gratuitas>> de cualquier industria, de la que uno, como mínimo, desconfía.

Decir, primero, que soy estudiante de nutrición y, como tal, me veo obligado a informar que no debéis confiar en mí y, a la vez, que confiéis precisamente en quien os diga que no confiéis en él o que dudéis de todo. Lo mismo que comentó Vicente Ruiz  – «si alguien famoso publicita un artículo o producto seguramente sea ineficaz»- hay que hacer para identificar a alguien que os quiere manipular o tiene un interés especial en atraeros a su campo o ámbito; esta será la frase que los englobe como mínimo común denominador.

Mi visión exasperará a muchos pero creo que no podemos parar de ser incómodos, en cualquier sitio donde nos inviten o se geste cualquier movimiento (hasta en nuestra casa). Como me comentó Enrique Gavilán, “[…] si dejamos de hacer autocrítica seguramente caeremos en la autocomplacencia”. No podría haberlo expresado mejor. Como cita Alejandro Suárez Sánchez-Ocaña en su libro Desnudando a Google”:

-[…] Los peores son los imparciales, porque pueden cobrar de las dos partes

A día de hoy me gustaría mostrar mi comprensión de la realidad que se intentó cartografiar durante las ponencias de las Jornadas; sin compartir el 100% de los puntos de vista (siendo ésto lo más sano que espero cuando me transmiten y recibo mensajes).

Por cierto, en Twitter encontré el perfil de Sofía: https://twitter.com/SofiForte7

Y vi que tiene un proyecto donde traduce blogs de nutrición no-españoles (mayoritariamente de habla inglesa): http://nutriciontraducida.blogspot.com.ar/

En las Jornadas nos mostraron como, según entendí, estamos volviendo al conocimiento raso del que tanta necesidad tuvimos de alejarnos en su día, huyendo del oscurantismo médico cuya habilidad para diagnosticar se creía aislada del resto de la materia cuantificable. Una vuelta necesaria ante tantas guías que ya no sirven para pautar y tener una base en la que puedan apoyarse las decisiones del profesional, que están basadas en directrices normalmente de EEUU (y en nutrición, basadas en datos epidemiológicos o en recordatorios dietéticos de 3 días o 24 horas, tipo seguimiento NHANES), aunque también tienen peso las guías NICE (algunas como las de Canadá, si mal no recuerdo, pedían retirar el cribado de cáncer de próstata por sus altos falsos positivos y daños tanto inmediatos como futuros).

El médico -según lo que he leído, visto, experimentado in situ y oído- muchas veces tiene la percepción de estar como teledirigido, haber perdido autonomía y ver alejarse, cada vez más, sus herramientas artísticas (no-científicas) para detectar, avistar o aplicar métodos que no se recogen en los famosos RCT (randomized controlled trial) (¿gold standard?); por cierto, no he visto a nadie que los critique con más potencia y calidad que David Healy.

Es parecido a la vorágine imparable del material a estudiar en medicina con el escollo añadido de prácticas y seminarios obligatorios: http://yourmedlife.com/las-clases-magistrales-en-medicina/

O como en las, muchas veces, casi teológicas clases de nutrición, donde es imposible tener una segunda opinión (o tercera, o…) y muy difícil intentar huir del sesgo inherente al departamento al que uno se ve supeditado.

Por eso, entramos en internet, donde la homeostasis sociocultural hace su función organizadora y de indexación y, por eso, cuando uno tiene la suficiente confianza en esa fuente, la sigue sin importar que sea la no-oficial. A veces ocurre que tenemos que soportar la incómoda disonancia cognitiva que se origina cuando el alumno sabe una cosa y, para que no le tachen la respuesta a la pregunta del examen, selecciona la supuesta respuesta correcta en el test.

Los autores de esas webs o blogs de internet se exponen, en cada momento, a críticas a su proyecto, a sus componentes éticos y/o morales, por parte de sus seguidores. Uno de los problemas de mostrarte públicamente es que cualquier persona, con buenas o malas intenciones, podrá seguir el hilo hasta su principio y enseñar a los otros lo que ha encontrado. Un estudio puede pretender minimizar los efectos nocivos y potenciar los positivos de un fármaco o tratamiento -con el ya manido publication bias; o seleccionando los participantes; o, aún, con la aleatorización, como en los trials de antidepresivos con el run in wash out…- pero, cuando lo ponen a la venta, ahí ya entran la totalidad de los factores que existen y la complejidad de las interacciones; algunas que nadie podía ni imaginar.

Ese es, precisamente, el punto fuerte y a la vez débil de google. Y para la gente que entra en el círculo escéptico, más: puedes tener pocos lectores pero muy «dudadores» de todo, a los que, al tener la mente y el pensamiento entrenado, no les temblarán los dedos para sacar cualquier vergüenza o dato que les cojee de ti, y exponerlo a debate y al escrutinio popular.

¿Debemos seguir las conclusiones de consenso de los meta-análisis? ¿Debemos seguir a lo que parece un grupo de personas independientes, intentando minimizar el efecto gurú y la dependencia informativa tan bien descrita en la expresión echo chamber? ¿Con patrocinadores o sin patrocinadores? ¿Público o privado? Si las empresas privadas se fijan en alguien ¿no será porque vale mucho en su campo y cobra equitativamente por sus servicios?

Son muchas las preguntas o sentencias que he tenido la oportunidad de percibir en los debates, tanto digitales como analógicos. Creo que uno debe leer tanto como pueda y generar su propio pensamiento y filosofía de vida. Pero el escenario actual viene derivado de preguntar a google “qué hago para ser feliz” o “qué película me va a gustar”.

Sobre la independencia (económica o personal, como citó a modo irónico Mariano Madurga, en lo que parecía una competición de a ver quién era más pobre, diciendo si podría ser posible ser una persona independiente de uno mismo) usaré una analogía algo poética que lleva varios días rondándome la cabeza, porque el tema es muy complicado, como lo es una relación. Se puede idealizar y pensar que uno, conociendo muy bien los gustos y preferencias de quien comparte nuestra vida, tendría que avisar a su pareja si apareciese alguien como nosotros (pero con menos características que le disgustaran y más de las que anhelara) para ver si nuestra pareja decide quedarse con nosotros o decide cambiar. Se podría pensar que uno, por puro altruismo, si viera un competidor potencial, no debería apartarlo -consciente o inconscientemente- del contacto directo con nuestra pareja e intentar posicionarse de manera ventajosa. Se pueden enumerar reglas de comportamiento ideales pero todos sabemos que al final la realidad se impone, viviendo estas cosas.

Lo que sí consideraremos intolerable es que alguien esté en una situación en la que sepamos que, si ella estuviera en nuestro lugar, nos comunicaría el asunto a tratar, pero nosotros no lo hagamos por interés o por miedo (por ejemplo, a no estar solo); incumpliendo el imperativo moral de Kant. O que habiendo pactado con anterioridad, de manera tácita o sobreentendida, que compartimos una relación monógama y, habiendo roto este pacto, no se nos informara. Creo que hay mentiras o no-verdades más tolerables que otras, aunque se tiene que tender hacia la máxima transparencia y ética.

Puedo intentar dar mi punto de vista sobre por qué los blogs y webs de opinión seguramente tengan más tirón que las recomendaciones estériles de organismos oficiales en los que, a poco que uno rasca, ve conflictos de intereses (ver en NoGracias mismamente DSM o diferentes tipos de castas). Pero, mejor, mencionaré una alianza terapéutica y dejaré su enlace:
https://es.wikipedia.org/wiki/FilmAffinity

“[…] Cada usuario puede comparar sus votaciones con las del resto y encontrar a las personas con puntuaciones similares en dichas películas. Este tipo de coincidencia, es lo que se denomina almas gemelas en la web. La sección de correo, permite entablar conversación tanto con las almas gemelas como con los amigos que se tengan agregados en la web.”

Uno ya no se fía o tiende a desconfiar de comités de expertos con un conocimiento inalcanzable a los que, parece, tienes que rendir pleitesía por perder su tiempo contigo. En cambio, cuando puedes interactuar con la persona que está a tu lado, la que escribe los textos que uno lee, sabes de su pasado y puedes participar en su presente… la cosa es diferente. Y uno puede seguir a alguien que esté a sueldo de una empresa, pero cuando no evita sacar temas comprometidos ni va con intenciones escondidas (y si es capaz de hacer una crítica que tira piedras a su propio tejado, se agradece). Y creo que por aquí está el principio de lo que Abel Novoa identificaba como una futura revolución que es tan necesaria como palpable ya en nuestros días. “Dime quién te paga y te diré qué pienso”.

Acabaré (suelo, además de alargarme, acabar sin hablar de nada) con algunas canciones que muestran mi estado actual (para diferenciarme un poco de las frases históricas que proclama este sector de gente tan letrada, con la que me siento, a la vez, incómodo, por mi limitado conocimiento cultural, y muy integrado, por los mensajes unánimes que recibo de personas que admiro):

https://www.youtube.com/watch?v=iAP9AF6DCu4

Sobre la dirección que quiera tomar todo este tema, donde se quiera ir, yo me apuntaré. Y ya veremos si los resultados me convencen o no; siempre estaré a tiempo para criticar. ¡Cómo no! Lo bueno es que, al final del análisis, todos somos necesarios y nadie, ni se ve ni lo desea, quiere tomar el papel de capitán o guía.

Lo que realmente me encanta de este momento es que cada vez me comenta más gente, de forma intranquila e inquieta, que se siente más como el mensaje de esta canción:
https://www.youtube.com/watch?v=XmSdTa9kaiQ

Esta gente nota como que ha cruzado la línea roja de un conocimiento prohibido o estigmatizado y se marcha con una mezcla de sentimientos, no quiere saber nada sobre epistemología, sus orígenes o la «traducción» de los mensajes que se envían sobre determinadas directrices sanitarias. Es como una petición de ignorancia forzada, como la que capturaba cinematográficamente el personaje de Cifra,  negociando sobre ello en la primera parte de Matrix. Pero después, tarde o temprano -normalmente más tarde que temprano- ves que, o vuelven a ti, o aparecen preguntando en redes sociales, foros, blogs… sobre un tema en cuestión. Porque se toparon con muros, negativas o ninguneos del sistema establecido y “saben”, de una forma intuitiva, donde tienen que acudir para recibir un consejo o un punto de vista alternativo, aunque este adjetivo cause ira y enfurecimiento al estar asociado a las medicinas alternativas o las CAM (Complementary and Alternative Medicine, renombradas hace poco a Integrative Health):
https://nccih.nih.gov/

Ni  contigo, ni sin ti. Aunque, os tengo que decir, nunca entenderé esa dualidad cartesiana de quedarse de forma dicotómica con una u otra cosa. Será que nunca fui muy fan de esas polarizaciones padrinescas.

Saludos. Y gracias.

http://i.imgur.com/UGw8q3t.jpg

Como dijo Escohotado:
«Somos de las primeras personas en la humanidad que sabemos leer y escribir y ni leemos ni escribimos»